El 28 de abril de 2025, España vivió uno de los apagones más significativos de su historia reciente. Una pérdida súbita de aproximadamente 15 GW de energía, equivalente al 60% del consumo eléctrico del país en ese momento, dejó sin suministro eléctrico a toda la península ibérica durante varias horas. Este evento afectó a más de 60 millones de personas y puso a prueba la resiliencia de las infraestructuras críticas del país.
El apagón tuvo consecuencias inmediatas en múltiples sectores:
Telecomunicaciones: Las redes móviles y de internet sufrieron interrupciones significativas. Muchas estaciones base cuentan con baterías o generadores de respaldo, pero su autonomía es limitada. Una vez agotado el respaldo o en caso de fallos en el mantenimiento o carga de combustible, las estaciones dejan de operar, provocando pérdida de cobertura.
Transporte: El transporte ferroviario y aéreo se vio paralizado. La falta de energía afectó a sistemas de señalización y control, generando retrasos y cancelaciones.
Sanidad: Algunos hospitales, especialmente aquellos sin sistemas de respaldo adecuados, enfrentaron desafíos para mantener operativos equipos médicos esenciales.
Economía: Las pérdidas económicas estimadas ascienden a 1.600 millones de euros, afectando a diversos sectores productivos.
A pesar de la magnitud del apagón, los centros de datos en España demostraron una notable resiliencia. Según la Asociación Española de Data Centers (Spain DC), las instalaciones no registraron incidencias relevantes durante la interrupción del suministro eléctrico. Los sistemas de respaldo, como grupos electrógenos y sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI), entraron en funcionamiento según lo previsto.
Bjumper contacto con sus clientes para verificar el estado de sus instalaciones, y todos aseguraron que no habían tenido problemas. Esto destaca la importancia de contar con infraestructuras bien diseñadas y mantenidas.
Lecciones aprendidas y la importancia de la preparación
El apagón evidenció la necesidad de fortalecer la infraestructura energética del país. Aunque España lidera en energías renovables, con un récord en 2024 del 56% de la electricidad generada de fuentes renovables, la falta de capacidad de respuesta rápida reveló vulnerabilidades en el sistema. Durante el apagón, el país tuvo que recurrir a generadores diésel y solicitar ayuda energética a Marruecos y Francia para restablecer infraestructuras críticas.
Además, se destacó la urgencia de invertir en almacenamiento energético. A pesar de tener el mayor parque fotovoltaico de la UE, España solo alberga el 4% del almacenamiento en baterías del continente. Este hecho contrasta con regiones como Texas, que tras sufrir apagones, han multiplicado su capacidad de almacenamiento.
Para mejorar la resiliencia de las infraestructuras críticas y centros de datos, habría que trabajar en las siguientes acciones:
- Inversión en almacenamiento energético: Aumentar la capacidad de almacenamiento para compensar la intermitencia de las energías renovables.
- Fortalecimiento de sistemas de respaldo: Asegurar que las infraestructuras críticas cuenten con sistemas de respaldo adecuados y mantenidos regularmente.
- Actualización tecnológica: Modernizar las infraestructuras tecnológicas para mejorar su capacidad de respuesta y adaptación ante crisis.
El apagón del 28 de abril de 2025 fue una llamada de atención sobre la fragilidad de las infraestructuras críticas en España. Si bien los centros de datos demostraron una notable resiliencia, el evento subraya la importancia de la preparación y la inversión en sistemas de respaldo y almacenamiento energético. Aprender de esta experiencia es esencial para fortalecer la infraestructura del país y garantizar la continuidad de los servicios esenciales en el futuro.