Te voy a ser sincera: en muchos Data Centers el problema ya no es la falta de datos, es que nadie se fía del todo de ellos.
La escena es bastante típica: reunión de capacidad, gráficos en el DCiM, excels abiertos, alguien con un plano en PDF, opiniones cruzadas entre IT y Facilities… y, al final, decide “la persona que mejor conoce la sala”. Funciona, sí. Pero cada vez cuesta más sostenerlo cuando la carga crece, la energía se encarece y el negocio aprieta.
A eso nos referimos cuando hablamos de madurez del dato en tu Data Center: cuánto orden hay detrás de toda esa información, cuánto confías en ella para tomar decisiones y hasta qué punto te permite avanzar hacia una operación más automatizada y menos heroica.
Hemos preparado un test de madurez del dato precisamente para eso: para que puedas ver en qué punto estás y qué implica no moverte de ahí.
Del “cada uno con su Excel” a un modelo de gestión basado en datos
En muchos proyectos nos encontramos con el mismo punto de partida: un Data Center lleno de sistemas, pero con la información repartida como si fuera un puzzle.
El inventario vive en un Excel que solo actualizan dos personas. El layout “definitivo” está en un PDF que nadie quiere modificar. Las alarmas se ven en un sistema, los consumos en otro, los cambios se tramitan por correo y lo que realmente está pasando se entiende preguntando por los pasillos. Desde fuera, todo parece bastante profesional; desde dentro, se sabe que cualquier cambio importante requiere casi una coreografía manual.
Cuando entra un DCiM por primera vez, la película mejora: por fin hay un sitio donde ver qué tienes, cómo está, qué energía consumes, qué capacidad te queda. Lo contamos a fondo en artículos como "Cómo elegir el mejor DCiM", donde explicamos por qué elegir bien esa herramienta marca la diferencia entre seguir igual… o empezar a cambiar de liga.
Pero aquí aparece la primera trampa: creer que por instalar un DCiM ya has “madurado el dato”. Si las decisiones importantes se siguen tomando fuera del sistema, en hojas de cálculo, reuniones eternas o cadenas de mails, el DCiM corre el riesgo de convertirse en un visor caro. Se ve muy bien, pero no manda.
Cuando el dato empieza a mandar y la operación respira
El punto de inflexión real llega cuando los procesos del día a día empiezan a vivir dentro de la herramienta, no alrededor de ella. Lo vemos muy claro en proyectos donde se trabaja bien la "implantación del DCiM": cambios, movimientos, altas y bajas, tareas con terceros, gestión de capacidad… todo deja rastro, está orquestado y se apoya en un modelo de datos coherente.
En ese momento pasan cosas muy interesantes:
- El equipo deja de depender tanto de “la memoria” de ciertas personas.
- Las discusiones sobre qué dato es el bueno se reducen drásticamente.
- Los errores humanos empiezan a bajar, simplemente porque el propio sistema te guía.
Es también el momento en el que puedes empezar a usar el dato para algo más que ver una foto bonita: para medir, comparar, justificar. Si además lo conectas con objetivos de eficiencia energética, el salto es aún mayor. De eso hablamos en detalle en "El DCiM como camino hacia la eficiencia energética", donde explicamos por qué un modelo de gestión basado en DCIM es casi obligatorio si quieres mejorar PUE y sostener certificaciones como ISO 50001 sin morir en el intento.
A partir de ahí, las conversaciones con dirección cambian. Ya no vas con “creemos que deberíamos…”, vas con “los datos muestran que si no hacemos esto, el riesgo es este y el impacto económico será este otro”. Dejas de jugar en el terreno de la opinión y te mueves en el de la evidencia.
Historias que ya están pasando, del caos controlado a la operación optimizada
Cuando hablamos de madurez del dato, no lo hacemos desde la teoría, sino desde proyectos reales. Un buen ejemplo es el caso de ARSAT, donde ayudamos a implantar un modelo de gestión basado en DCIM que llevó a su Data Center a la cúspide de la “pirámide de madurez de la operación”. Lo cuentan ellos mismos en el artículo "El DCiM en ARSAT le lleva a la optimización de su Data Center" menos errores en la operación diaria, más visibilidad, mayor capacidad para anticipar problemas antes de que afecten al servicio.
Detrás de historias así no hay magia, hay dato bien trabajado:
- Integridad: lo que ves es lo que hay, no versiones distintas según a quién preguntes.
- Contexto: no solo números, sino relaciones entre equipos, energía, espacio, conectividad.
- Procesos: lo que haces cada día queda registrado y alimenta ese modelo de datos.
Si además lo conectas con una visión de sostenibilidad y buenas prácticas ambientales, como explicamos en, “MPGM y DCIM: el binomio perfecto para el futuro sostenible de los DC” la madurez del dato deja de ser un tema “técnico” y se convierte en una pieza clave de la estrategia de la empresa.
Y ahora, la pregunta incómoda: ¿qué pasa si no haces nada?
Aquí es donde toca ser claros.
Seguir con una baja madurez del dato, en un contexto de más demanda, más complejidad y más presión regulatoria, tiene consecuencias muy concretas:
Más probabilidad de incidentes que podrían haberse detectado antes.
Más costes operativos invisibles: sobredimensionamientos, ineficiencias, trabajo duplicado.
Más dependencia de personas concretas y menos resiliencia organizativa.
Más dificultad para justificar inversiones en modernización, automatización o sostenibilidad.
Mientras tanto, los Data Centers que sí dan pasos, a veces pequeños, pero constantes, van ganando algo muy valioso: capacidad de decisión real basada en datos. Sus equipos trabajan con más tranquilidad, sus responsables pueden defender mejor sus decisiones ante la dirección y su infraestructura está más preparada para lo que viene.
La buena noticia es que nadie te pide que pases de cero a cien. Lo único imprescindible es saber dónde estás hoy y decidir hasta dónde quieres llegar.
Cómo saber realmente en qué fase está tu data center
Para eso hemos creado el test de madurez del dato, no es un examen, es una conversación estructurada que nos ayuda a entender:
- Cómo gestionas hoy la información de tu Data Center.
- Qué papel juega el DCiM (si lo tienes) en la operación diaria.
- Dónde están los mayores riesgos… y también las mejores oportunidades de mejora.
Con ese punto de partida, puedes trazar un camino realista: desde poner orden en los excels hasta avanzar hacia una operación apoyada en recomendaciones inteligentes y, poco a poco, en automatismos que liberen al equipo del modo “apagafuegos”.
Nosotros lo vemos así: o gestionas tu Data Center a través del dato, o el dato se convierte en ruido caro.
La madurez del dato es, al final, la historia de cómo decides gestionar tu infraestructura crítica. Y esa historia, quieras o no, ya la estás escribiendo. La cuestión es si quieres que el siguiente capítulo sea más caótico… o bastante más inteligente 😉